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Información al alcance de todos

  • Javier López Casarín
  • 10 ago 2019
  • 3 Min. de lectura


No es noticia que el acceso a la información en la era digital a través de los grandes buscadores y redes sociales de alguna manera u otra ha revolucionado el mundo de la comunicación. Crecer en la década de los 70’s y 80’s y ser parte de la generación X te remota a los momentos en donde no todo era tan accesible y quizá desde otro ángulo todo mucho más sencillo que ahora. Es decir, no dejo de ver los pros y contras conforme pasan a la historia y se convierten en empresas obsoletas los videocentros y los centros de revelado, los cd roms y comprar música física. Desde pagar una línea fija telefónica hasta tener telecable en tu casa, no cabe duda que el mundo en el que están creciendo mis hijos es muy distinto al mundo en el que yo crecí.


Hace 15 años si se enfermaba tu hijo podías únicamente acceder a la información que te daban tus amigos, tus papás, el doctor y los libros. Hoy en día tienes una respuesta inmediata y posible solución a los miles de problemas que te suceden a lo largo del día; desde listas eternas de remedios caseros en blogs de papás desesperados, hasta comunidades en facebook enfocadas a solucionar todo tipo de problemas. La información es cada vez más asequible y menos costosa. Los algoritmos de las grandes empresas tecnológicas están actualizándose día con día y adquiriendo información que se pone a tu disposición de manera casi inmediata.




¿Qué significa esto para las nuevas generaciones? Parece mentira y quizá tenga un tono incongruente que todos los días la gente le tiene menos confianza a los médicos y a la ciencia y más confianza a lo que leemos en google. En la actualidad basta con decir algo de forma repetida para generar confianza. Hace poco hablé sobre el fenómeno de Fake News y aunque el tema central de este texto no pretende enfocarse en este fenómeno, es importante entender el nivel de información no verídica al que estamos expuestos todos los días. La información está disponible 24 hrs al día para lo bueno y para lo malo. Me viene a la mente que quizá da lo mismo buscar en internet ¿cómo quitarse un chicle del pantalón, que crear una bomba casera?


Partiendo de esto, han habido demasiados incidentes en nuestro país vecino en los últimos 20 años que no solo tienen que ver con el control de armas y la incitación al odio racial, sino aunado a esto la facilidad de investigación sobre cómo crear una bomba casera o cómo utilizar un arma automática. Es decir, las nuevas generaciones están expuestas a un nivel de información que potencialmente implique un retroceso en ciertos niveles de conciencia social. Quizá es el mismo debate sobre el control de armas en EEUU, en esencia una arma podría ser un instrumento que dependiendo de su uso sea ambivalente, es decir tu decides si la usas para defender a tu pueblo o para matar a gente inocente. Pasa un poco lo mismo con internet y la información a la que tenemos acceso; puede ser un instrumento de gran valor que evidentemente se puede utilizar tanto para propósitos positivos como para propósitos negativos.




Desde estrategias de marketing e inteligencia de audiencias, información verídica de datos, hasta entender el comportamiento del usuario digital, todo hoy en día está expuesto y a tu alcance. El comportamiento del comercio y la demanda con la revolución de las redes sociales ha generado que las marcas hoy en día tengan comunicación directa con su consumidor final. Datos que se almacenan no sólo sobre lo que consumes sino también sobre cómo lo haces se convierte en información de gran valor para todas las marcas que no había forma anteriormente de obtener. Hasta los contras de no solo acceder a la información sino de publicar y exponer todo en todo momento.


Sin embargo hoy en día seguimos atorados, entre optar por el control de la información como se hace en países como China y Corea del Norte que atentan directamente contra el derecho de libertad de expresión y acceso a la información o tener un acceso totalmente libre como lo existe hoy en México y Estado Unidos. A mí en lo personal me queda la duda de si alguno de estos dos modelos es el ideal. Mientras tanto habría que aprender a diferenciar entre la información verídica y la falsa, entre los medios confiables y los no confiables, y entre la responsabilidad de diferenciar que nivel de información tienes a tu alcance y qué hacer con ella.

 
 
 

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