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Internet y Desarrollo Económico

  • Javier López Casarín
  • 24 ago 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 12 sept 2019



¿Existe o no una correlación?


Si hablamos de la correlación entre la llegada de Internet a un país y su desarrollo económico quizá pensemos en un sí automático. Aunque es cierto que la tecnología contribuye a que un país encuentre innovaciones que impulsan la mejora de muchos ámbitos, el umbral de Internet es tan amplio que existen muchísimas conversaciones alrededor de él que nos hacen dudar si esta correlación existe o no.


Internet ha hecho posible la conexión remota entre países, creando una mejor comunicación entre los empleados de empresas transnacionales y por lo tanto unidad en los objetivos a cumplir. Incluso ha cambiado hábitos en los empleados; ya no es necesario estar en una oficina para trabajar con tus colegas, puedes trabajar desde casa. El debate de si hacer home office aumenta o no la productividad es eterno pero lo que sí es claro es que se adapta a las necesidades de las generaciones que crecieron con Internet.


Internet y el desempleo

Las corporaciones que surgieron con Internet actualmente son las que han crecido más en los últimos años y las más valiosas en el mercado, sin embargo, hay que recordar que benefician a un sector muy reducido de la sociedad. De acuerdo con The Atlantic, Google genera retornos de inversión al año de 1 millón de dólares por empleado, caso similar de Facebook y Amazon.


Esto significa que en la actualidad empresas que basan su modelo de negocios en Internet deben tomar en cuenta que para contratar un empleado, se pretende que éste debe generar 10 veces más de lo que recibe en ventas.




En cambio, las empresas del siglo XIX más exitosas eran aquellas que generaban mayor número de empleos para la clase media. Henry Ford pagaba bien a sus empleados para que tuvieran la facilidad de comprar más automóviles y por lo tanto aumentar las ganancias.


Hay que recordar que las empresas como Uber o Amazon optimizaron hábitos diarios del ser humano con la ayuda de Internet y nuevamente, responden a necesidades claras de una generación que está acostumbrada a estar en línea de forma recurrente. Aunque la apuesta por la automatización de procesos es relativamente segura, es cierto que también está el otro lado de la moneda. Muchos negocios -y empleos- que hace unos años resultaban rentables, hoy están desapareciendo. Desde agencias de viaje hasta videocentros.


Este fenómeno afecta directamente a la clase media particularmente en países en desarrollo, ya que la automatización hace que los empleados dejen de tener oportunidad en su área de expertise y busquen trabajos menor pagados, aunado al hecho de que la conexión actual permite que el mismo trabajo se realice en otros países a un costo inferior, por ejemplo en India o países de África.




¿En dónde está México?

México es un gran ejemplo para entender esta correlación. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2018, 74.3 millones de mexicanos son usuarios activos de Internet, lo cual representa el 65.8% de la población. Es una cifra alta, pero aún hay un gran sector de la población que no usa, y sobre todo, no tiene acceso a Internet.


Lo interesante de esa cifra es que al menos 68.9 millones del total ya tiene smartphones y 9 de cada 10 utiliza sus datos móviles para acceder a la red en lugar de utilizar wi fi. Esto nos pone a pensar que en realidad sí hay un avance en cuanto al uso del teléfono móvil relacionado con el trabajo, ya cada vez más personas utilizan el celular como una herramienta de trabajo incluso fuera de su hogar.


Aunque las cifras son prometedoras, también es cierto que México es primerizo todavía en cuestiones digitales. Por un lado los usuarios ya están convirtiéndolo en una herramienta básica para sus labores diarias y al no tener un horario limitado para la jornada laboral, la productividad se ve en riesgo; y por el otro, la cobertura y el servicio no son suficientes para la demanda actual. México tiene una cobertura de Internet baja en relación con los países de la OCDE en donde algunos llegan a una cobertura que alcanza más de 90% de la población y en México 51.9% de los usuarios aseguran que la lentitud del servicio interfiere con sus labores diarias.


El panorama de México es endeble aún. Los datos apuntan que las aplicaciones más descargadas son redes sociales, mientras que el mayor porcentaje de usuarios son jóvenes menores de 24 años. Para muchos no parece ser un panorama fuerte, sin embargo, en un sentido crítico, el hecho de que sean usuarios jóvenes puede significar que el futuro de la forma en que trabajan actualmente las empresas cuyo modelo de negocio está basado en Internet va a ser totalmente distinto y va a depender completamente de ellos.


Las redes sociales hoy ya son una herramienta de trabajo. Los procesos de venta y las negociaciones más valiosas a veces se llevan a cabo por Whatsapp y Facebook hoy es una fuerte herramienta para obtener información muy relevante de los hábitos e intereses de los usuarios. Esto nos demuestra que las cosas están cambiando y tal vez en unos años, cuando existan otros hábitos en donde Internet sea cada vez más intrínseco en nuestra vida, podamos plantearnos nuevamente si esta correlación existe o aún el futuro lo definirá.

 
 
 

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